Educación y Competitividad

Publicado el viernes, diciembre 21st, 2007

En los actuales momentos en que el país está abriendo sus fronteras al mercado mundial mediante convenios de libre mercado es de suma importancia orientar nuestra mirada al papel que juega el sistema educativo nacional, en particular, la universidad en la formación de los recursos humanos necesarios para participar con eficiencia en un mercado ampliado en el cual las grandes naciones tienen ventajas comparativas incuestionables, sobre todo, en lo que se refiere a la calidad de sus respectivos sistemas de formación.

Para poder competir en condiciones apropiadas el país requiere tener un sistema productivo basado en el uso de las tecnologías modernas disponibles, lo cual, a su vez, reclama la incorporación de recursos humanos en condiciones de hacer un uso eficicnte de las mismas, es decir, con las competencias necesarias para aprovechas esas tecnologías. Y es aquí donde radica el problema principal: nuestro país carece de tales recursos. El nivel promedio de escolaridad de la población ronda el 4.5%. En los países más competitivos dicho promedio es superior al 11.6%, tal es el caso de Cánada.

En este mismo sentido, el Banco Mundial  establece el índice de economía del conocimiento que mide el progreso de de los países hacia una economía glogal basada en el conocimiento. Al respecto, en el informe del 2007 del CINDA sobre la Educación Superior en Iberoamérica, de 15 países de esta región incluidos en el estudio República Dominicana ocupa en dicho índice el último lugar, es decir, somos la nación menos competitiva.

Se agrava esta circustancia por hecho de que el mayor nivel educativo de la población corresponde a los estratos superiores de las clases sociales del país. En el informe de referencia se precisa, además, que los mayores niveles de desigualdad en la distribución del capital humano en la región, medido por índice de Gini, corresponden a República Domoinicana, Bolivia y Brasil. Es conveniente destacar que si bien nuestro país tiene una alta tasa de enrolamiento de estudiantes en el nivel básico, el 47% de los  mismos no concluye la educación básica y es obvio que quienes concluyen son aquellos que tienen mayores facilidades por su origen social.

No cabe dudas sobre el hecho de que las limitaciones que presenta el sistema educativo en sus niveles inferiores, principalmente en lo que se refiere a la calidad de los aprendizajes  y los resultados  a las Pruebas Nacionales, son un verdadero obstáculo para el desarrollo de la educación superior y la formación de los recursos humanos que requiere el país para sustentar su  participación en la competitividad de la economñia mundial. De aquí resulta conveniente visualizar la formación de los recursos humanos como una prioridad no solo de las universidades, sino también del gobierno y del sector privado quienes deben tener una visión más proactiva en la solución del problema educativo nacional.

Es incuestionable que para iniciar el proceso de mejoras del sistema educativo nacional para que el mismo alcance mayores niveles de logros, hay que reorientar las prioridades del gasto social del gobierno y asignarle al sector educativo las partidas que de conformidad con a ley le corresponde, es decir el 16%  o el 4% del PIB, cifras muy superiores al 10.2 % asignado para el 2008. Un compromiso serio con el futuro educativo del país pasa, necesariamente, por la priorización del sector en las políticas públicas. Si queremos ser más competitivos como nación debemos invertir más en educación, en la formación de nuestros recursos humanos.


Fortalecer el Postgrado

Publicado el martes, diciembre 18th, 2007

Durante los últimos años la matícula de la universidad dominicana ha crecido sustancialmente situándose cerca de los 350,000 estudiantes, de los cuales cerca de 20,000 realizan estudios a nivel de postgrado. Esta cantidad es importante si tomamos en consideración la creación reciente de este nivel, tan necesario para el fortalecimiento de la universidad dominicana, sobre todo  en lo que se refiere al cuerpo docente y al desarrollo de la investigación científica orientada a la producción de nuevos conocimientos.

En este sentido, es muy loable la labor que desarrolla la SEESCYT al enviar al extranjero a cientos de dominicanos a formarse a nivel de maestría y doctorado en universidades de Estados Unidos y España, principalmente. A su regreso muchos se integrarán a las universidades dominicanas como docentes o al sector productivo nacional. Con ellos no solo vendrán nuevos conocimientos, sino también parte de la experiencia y de la cultura acumuladas por esas naciones.

Sin embargo, la contidad de recursos de que dispone la SEESCYT limita la cantidad de estudiantes que pueden ser enviados como becarios al extranjero. Por ello, y dada la urgencia de que la universidad dominicana forme su claustro, luce  conveniente que se piense en alternativas que tiendan al aprovechamiento de la capacidad instalada en las instituciones del país. Por ejemplo, si queremos formar a un cantidad determinada de magister en genoma humano, mediante acuerdo con una universidad lider en el campo se puede desallollar este programa en una universidad local fortaleciendo así su capacidad y con un mayor número de beneficiarios.

Además, la universidad local adquiere un experticio adicional sobre la rigurosidad de la investigación científica orientada a la producción de conocimientos, que hasta ahora es el talón de aquiles de la universida dominicana, habituada a la realización de trabajos monográficos, sea a nivel de licenciatura como de maestría, cuyos resultados son, por lo general, poco originales ya que se fundamentan en la investigación documental. Y en esta materia se es muy certero al transcribir y no en crear nuevos enfoques, nuevas ideas.

Pienso que en los próximos años las decisiones de política en materia de educación superior, deben estar orintadas a creear en el país las condiciones para el desarrollo del postgrado con las exigencias de calidad indispensables para que nuestros egresados se integren a una economía cada día más competitiva.  En este sentido, es urgente la creación de mecanismos efectivos de aseguramiento de la calidad del postgrado orientados a la acreditación nacional e internacional del mismo. La experiancia de Europa en la creación del Espacio Educativo Europeo es un ejemplo de lo  mucho que  pueden lograr los países cuando tienen ideales y metas claras sobre el futuro nacional y el rol que debe jugar el sistema educativo en su construcción.


El Avance de la Educación en República Dominicana

Publicado el sábado, diciembre 15th, 2007

De conformidad con el Informe de Seguimiento de la Educación Básica para todos publicado por la UNESCO este año “los países en que el número de niños escolarizados en primaria aumentó en proporsión considerable son los que tienden, por regla general, a incrementar el porcentaje de su Producto Nacional Bruto dedicado al gasto en educación”. En este sentido, si bien el gasto reservado para financiar la educación pública en República Dominicana durante el 2008, equivalente al 10.4% del gasto total, es ligeramente superior al Presupueto del 2007, el mismo está por debajo del promedio de América Latina. En la Región de El Caribe, en particular, el promedio del PBI destinano al sector es superior al 5%. Sólo República Dominicana y Haití invierten por debajo del 3%.

La baja inversión en la educación del país es la principal causa de los precarios resultados que  se obtienen en los principales indicadores educativos, principalmente, en lo que se refiere a la permanencia de los alumnos hasta el término de la educación básica, lo cual logra tan solo el 53% de los que ingresan y la baja calidad de la educación que reciben los alumnos en las aulas, medidos por las Pruebas Nacionales, los diagnósticos de ingreso a las universidades y mediciones internacionales en las que el país participa.

Revertir esta tendencia debe ser una de las principales preocupaciones del liderazgo nacional.Se requiere de un amplio consenso orientado a convertir la educación nacional en el principal foco de atención de los poderes públicos y de la sociedad en general. Para ello es conveniente despolitizar al sector educativo, es decir, que las decisiones sobre el sector sean adoptadas por su potencial impacto en la superación de las limitaciones que presenta y no por los beneficios políticos que pueda reportarle al grupo en el poder. Esto es fundamental sobre todo en lo que se refiere a la gestión de los recursos humanos que deben ser seleccionados sobre la base de su capacidad y no por vincualciones pólíticas o familiares. Contrario a esta visión, con cada cambio de gestión gubernamental se produce la salida masiva de los gestores del sistema los cuales son sustituidos por personas sin experiencia y la formación necesaria. Así, la memoria institucional  se pierde y el desarrollo de los proyectos en curso sufren verdaderos retrazos o se estancan definitivamente.

La sociedad como un todo debe reclamar  un mayor presupuesto para la educación nacional y un pacto de largo plazo, digamos a 20 años, en base a un plan estratégico de desarrollo en el cual se establezcan las metas previamente consensuadas que debe lograr el sistema educativo durante ese tiempo. Naturalmente, también en ese plan se debe establecer la necesaria despolitización de la gestión educativa para garantizar el éxito del mismo.