Educación Universitaria

Recientemente la Lic. Ligia Amada Melo de Cardona, Secretaria de Estado de Educación Superior del país, informó su interés de  limitar el acceso a las carreras consideradas superpobladas, como  derecho, contabilidad, medicina y educación. Las tres primeras son carreras de ejercicio liberal y la última se orienta a atender los requerimientos  de docentes cailificados del sistema educativo dominicano. Aleja  que  muchos de los egresados  no encuentran trabajo al salir de las IES y que hasta cierto punto es impropio que las universidades estén formando para un mercado que no existe, y, por lo tanto, hay que planificar la oferta  de formaciónen función de la demanda del sector empleador.

Como rector que laboro en una universidad a distancia no estoy de acuerdo con esos planteamientos. En primer lugar, considero que las personas tienen sus preferencias vocacionales y es una responsabilidad de las instituciones crear los mecenismos de lugar para  satifacer las mismas, sobre todo, en las IES a distancia que por su naturaleza deben permitir el libre acceso a los estudios universitarios, en especial, a los más necesitados e impedidos de acceder a los estudios convencionales por razones de distancia, aislamiento regional, situación personal como matrimonio, trabajo, entre otras.

En Segundo lugar, la educación es considerada como un derecho humano y por lo tanto, corresponde al Estado velar por que toda persona pueda satisfacerlo, sin limitaciones de ningún orden. En una sociedad dicha democrática se debe procurar el ejercio de la libertad de los individuos y la libertad de elegir una carrera es porte de ese derecho.

En tercer lugar, el país apenas tiene una tasa bruta de escolaridad en el nivel superior del 29%. La tasa neta, debe rondar entre el 15 y el 18%, es decir , que es muy baja en comparación con  los países de América Latina. Cúba, por ejemplo, tiene escolarizada  en la universidad al 50% de su población de 18-24 años de edad y ha iniciado un plan agresivo para lograr que ese porcentaje sea elevado al 80% en los próximos años.

Sin ir más lejos, el Presidente Fernández, en el discurso que pronunció en Bonao, a raíz de la  inauguración del edificio de la UASD, sostuvo que al 2018 espera que la población universitaria del país ronde el 50% de la población que corresponde a este nivel educativo, porcentaje este que fue logrado por Cúba hace mucho tiempo. La limitación en el acceso a determinadas carreras, sería un obstáculo para lograr la meta que el presidente se ha impuesto y que en escencia representa la verdadera democratización de las oportunidades educativas.

Pienso que la línea más propia para desestimular que los estudiantes cursen carreras superpobladas, es la oferta de nuevas carreras novedosas y que tengan demanda en el mercado. Estas carreras deberían establecerse luego de estudios profundos que determinen hacia dónde va el país en los próximos años y, naturalmente, que el Estado y sus instituciones estimulen la creación de las mismas en las universidades. En estas nuevas carreras, se requerirá, además, estimulos fiscales para que los empleadores asuman a los egresados y evitar que emigren hacia otros suelos en donde puedan recibir mejores salarios.

La diversificación de la oferta universitaria, si bien es una estrategia correcta para que muchos alumnos se decidan a escoger nuevas áreas de formación, debe ser acompañada de medidas que favorezcan el empleo. En las carreras liberales señaladas, cada egresado puede ser su propio empleador y en verdad esto es valioso para cualquier sociedad. Las personas educadas, no importa en la rama del conocimiento de especialización, son las quer motorizan el desarrollo de los pueblos y siempre será mejor un abogado, contador o médico sin empleo, que un iletrado, un drogadicto, un corrupto o un delincuente.